Geometría Soñadora

Líneas rectas y curvas, mallas y retículas. Puntos, volúmenes, fractales. Un sueño más allá de la geometría.

Desde la distancia observas al niño, concentrado en su hoja de papel. La dobla con mucho cuidado, demorándose en cada paso. Disfrutando el nacimiento de la grulla pliegue a pliegue.

Apenas terminada la última doblez, el ave emprende el vuelo, con un aleteo como de periódico llevado por el viento. Él la mira con una sonrisa, mientras se pierde a lo lejos, entre las nubes.

Pero no hay tiempo para la nostalgia. Enseguida ves que el niño toma otra hoja. Azul, esta vez. La alisa con el dorso de la mano, cierra los ojos un instante y respira profundamente.

Un pliegue recto a la mitad. Después otro. Ahora se deshacen las dobleces. Sobre esa retícula sutil, se pliegan las cuatro esquinas hacia el centro, formando otro cuadrado.

Mientras observas sus movimientos ágiles y decididos, tu imaginación se desliza por los pliegues, zigzagueando sobre el papel. Subes y bajas las dobleces, te pierdes entre las líneas que se multiplican como en un fractal…

Cuando abres los ojos, la grulla sigue allí.

La paleta de colores.

Una paleta de color que aporta una realidad vibrante, intensa, sensorial, en la que la geometría ya no son solo trazos.

Se han convertido en elementos dinámicos y vivos, invadidos por tonalidades en perfecto equilibrio: rosas y dorados brillantes; azules y amarillos que contrastan entre sí y se dejan integrar por matices neutros más suaves; un conjunto limpio, pero no indiferente.

Una paradoja amablemente atractiva, divertida; la sugerencia de un mundo para experimentar.

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