Tecnología Amable

Bucles, bits y fractales en una historia que se escapa del papel.

La luz se filtra por las paredes de metal perforado, dibujando reflejos fractales en el suelo. Mientras recorres el pasillo, te acompaña un latido que parece surgir del suelo. Un ritmo profundo y regular al que acabas acompasando tu zancada.

Al llegar al fondo, giras a la izquierda y entras en la sala. La suave claridad te sorprende, congelando tus pasos un instante.

De pie bajo el umbral de arcos transparentes, miras a tu alrededor. Las paredes son blancas: un lienzo dibujado con infinitos matices de luz azul. De vez en cuando, unos focos amarillos iluminan levemente los muros de suelo a techo, subrayando cada fila de tornillos con una calidez inesperada.

El latido sigue sonando, opaco. Pero ahora lo acompaña una música sutil, electrónica, amable. Sonríes: ya me has visto.

Te acercas, saludas, te sientas. Dejo de escribir y te entrego esta hoja, esta historia, como recuerdo anticipado de un encuentro que acaba de empezar.

La paleta de colores.

La historia que parecía imposible. ¿Cómo va a entenderme esa cosa? ¿Cómo explicarle lo que siento? Sin palabras… porque solo con colores ya os estáis entendiendo.

Allá donde no hay solo blancos y grises de distintos matices (metálicos, cristalinos, translúcidos), sino también un rosa suave que celebra lo inesperado y pone sensibilidad.

Allá donde un azul claro te acerca a la naturaleza más pura; donde el amarillo rompe con toda la frialdad… Allá es a donde teníamos que llegar.

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